jueves, 11 de enero de 2018

Te haré un castillo. Capítulo 16

Capítulo 16

Asesinato

Jordi Secada, se bajó de su vehículo personal. La calle estaba precintada y custodiada por varios coches policiales. Jordi, que no se había uniformado, dada la urgencia, le mostró su identificación a uno de los agentes. Este le dejó pasar y caminó hasta la entrada de la vivienda. Todo parecía avanzar muy rápido. Más agentes salían con cajas y metiéndolas en los furgones. Observó el lugar detenidamente, y se acercó al oficial de mayor rango que daba órdenes.
- Buenos días –saludó Jordi subiéndose las gafas de sol- ¿Qué tenemos?
- Buenos días Jordi –le saludó el oficial- Tenemos un cadáver. 

Entraron en la vivienda, donde técnicos de la policía recogían muestras y señalaban puntos importantes para la investigación. El lugar del crimen era la cocina. En el suelo, se encontraba el cadáver de un hombre.
- ¿Quién es la victima? –preguntó Jordi
- Arturo Gil –contestó el oficial- Es el director del Banco Internacional Suizo. Tiene un único impacto de bala en el cerebro. 
- ¿Han forzado la entrada? 
- No. Se han revisado ventanas y puertas de acceso. Todo parece indicar que conocía al agresor. –informó el oficial.
- Cuando el juez de la orden, quiero que se mande de inmediato el cuerpo para la autopsia. –ordenó- ¿Han avisado a su familia?
- Sí señor. Han ido a recogerlos, no tardaran en llegar. –informó
- Avísame cuando lleguen. Quiero hablar con ellos. 

Caminó por la vivienda, observando cualquier cosa que le diese alguna pista. Se dio enseguida cuenta, de que disponían de todo tipo de comodidades. Entró en el dormitorio matrimonial. La cama, estaba sin hacer. Con un pañuelo, subió las persianas para dejar entrar la luz solar. Un extraño olor le invadió las fosas nasales. Era un olor embriagador. El armario estaba entreabierto, al abrirlo por completo, descubrió que tan solo había ropa de hombre. En el suelo tras de sí, descubrió un envoltorio de preservativo. Caminó hacia el lavabo, y dentro de un cubo, encontró no uno, sino hasta seis preservativos usados. Un agente que pasaba por allí, le interrumpió.
- Señor Secada, -le dijo intrigado- ¿podría enseñarle algo en privado? 
- ¿De qué se trata? –preguntó frunciendo las cejas
- Es delicado, señor –le mostró un móvil- Debería verlo

El agente desbloqueó el dispositivo, y buscó entre los archivos. Luego pulsó en un video y empezó la reproducción. En él se podía distinguir a Arturo Gil, manteniendo una dura sesión de sexo con una mujer atada. Subió el volumen, y la mujer no solo gemía de placer, si no de dolor. Uno de los golpes que le propinaba a la mujer, aparte de incrementar el volumen, le dejó bien marcada en color rojo una de sus nalgas. 
- Me parece que a nuestro amigo, le iba la marcha. –dijo asqueado Jordi
- Señor, aparte de esto, necesito que vea de quien recibió el video. –miró la cara asustada del agente.

Al verlo, le quitó inmediatamente el móvil al agente.
- Agente, -dijo enfadado- mantenga esto a buen recaudo. Puede ser una prueba concluyente. Ponga otro aviso al juez, necesito que se haga la autopsia ya.

Bajó de nuevo hasta la planta inferior. Casi todos los técnicos ya se estaban marchando. Por la puerta, acompañado de un policía, entraron una mujer y su hijo. Supuso que sería la señora de la casa. El policía, se apresuró a presentarle a Jordi.
- El inspector Jordi Secada –le dijo a la mujer
- Hola –dijo la mujer con los ojos llorosos
- Agente, lleve al chico fuera. –le miró furioso- Señora… ¿podríamos hablar un minuto?
- Si claro…-contestó temblorosa

Fueron hasta el salón principal. Más alejado del lugar del crimen.
- ¿Cuál es su nombre? –preguntó Jordi
- Magdalena –contestó
- Muy bien Magdalena. –se apoyó sobre una repisa encima de una chimenea- ¿desde cuanto están separados?
- ¿Disculpe? –preguntó incrédula
- Sé que su marido y usted no compartían vivienda familiar. Lo sé, por la ausencia de ropa femenina en el dormitorio principal

La mujer comenzó a llorar tapándose la cara y sentándose en una silla. 
- Arturo me descubrió con otro hombre hace unos meses –contaba- me echó de casa. Cuando llegué esa noche, tenía preparadas las maletas. Me dijo que podía llevarme a mi hijo. De hecho, me dio las llaves de un apartamento para que nos fuéramos allí.
- ¿Dónde estaba anoche? –preguntó interrogándola
- ¿No pensará…? –se alertó
- Señora, necesito descartar algunas posibilidades. Dígame donde estuvo anoche y si lo puede corroborar alguien.
- Estuve en ese apartamento. Con mi hijo y una amiga. –dijo
- ¿Qué amiga?
- Sara Carbajal –dijo mostrando una foto en su móvil- Es de anoche.
- ¿Su marido…? –pensó unos segundos- ¿Su marido tenía alguna aventura? 
- Supongo que sí. –dijo casi confirmándolo
- ¿Supone o lo sabe? 
- Me da rabia. Porque sé que se iba de putas muy a menudo con sus amigos. Lo que no se si tenía algo con otra que no sea pagando.

Eso confirmaba que la mujer del video era prostituta. 
- ¿Alguna vez trajo alguna mujer a casa? –seguía interrogando
- Antes de que me fuera, no que yo sepa.  ¿Pero que tiene todo esto que ver? 
- Es parte de la investigación. Gracias por ser tan sincera sobre estos temas tan delicados. Esté localizada. 

Salió del salón y de la casa. El sol radiaba más que nunca, y agradeció la pantalla protectora de sus gafas. Ahora tenía algo más que solucionar. El juez llegó en ese instante.
- Buenos días, -saludó Jordi- necesito que se le haga la autopsia cuando antes. Además de un informe de balística. 
- No me presione Secada, no me presione. –dijo malhumorado- Supongo que ya tiene algo en mente. No se precipite. 

El juez dio la orden enseguida, y se llevaron el cuerpo. Jordi tenía un pálpito y quería cerciorarse antes de actuar. Era algo delicado. Pasó la noche en la sala de espera. 
- ¿Han encontrado algo? –preguntó Jordi enseguida que salió uno de los médicos.
- Se han recuperado algunas huellas, que mandaremos para cotejar. La bala, ya la tienen en balística, como solicitó. La causa de la muerte es clara. Fue el impacto. No se defendió, y no tiene signos de lucha ni hematomas. Dada la inclinación de entrada, el agresor es más alto. Un metro ochenta u ochenta y dos centímetros. Aun faltaría saber si se encontraba sentado o de pie.
- Con eso es suficiente. Muchas gracias. 

Cansado, se subió a su coche. Telefoneó a dos agentes de su distrito, para que se ocuparan de los otros casos que tenían pendientes, mientras él se iba a su casa a ducharse y descansar unas horas. Llegó hasta el bloque de edificios donde vive. Pudo aparcar relativamente cerca. Mientras subía por el ascensor, hizo movimientos con el cuello tratando de liberar algo de tensión. Aún era temprano, pero Isabel ya estaba levantada preparando el desayuno a los niños. 
- Hola Jordi –dijo preocupada- ¿Qué tal?
- Hola Isa –le dio un beso en los labios- he pasado la noche en la sala de espera. 
- ¿Y eso? –preguntó extrañada
- Me han asignado el caso del director del Banco Internacional Suizo
- Debía ser muy importante…-le sonrió mientras le abrazaba cariñosamente-…para que mi maridito se ocupe.
- Estoy preocupado Isa…-la miró preocupado-… puede que alguien importante esté involucrado.
- Sea lo que sea, seguro que lo sacas adelante. –dijo mientras se soltaba y le tendía una taza de café
- Gracias…-le sonrió levemente

Se tomó el café sentado, ante la mirada de Isabel. Su cabeza no paraba de darle vueltas al video y al emisor. No cabía duda de que había sido él. Pero no entendía por qué. Tan solo esperaba que el informe de balística, diera negativo a sus sospechas. Se duchó y de seguido se tumbó en su cama. Tan solo se despertó, cuando su mujer, le tuvo que llamar de noche.
- Jordi, cariño, no te quiero molestar. –decía apurada- Pero te llevan llamando de comisaria toda la tarde. Ya les he dicho que no podías contestar, pero vuelven a insistir.
- Oh… joder… -miró la hora-… casi once horas… gracias Isa. Debo contestar. 

Se levantó. Aun somnoliento y cansado, se vistió. En el salón, estaban sus dos hijos, cenando. Le dio un sonoro beso a cada uno de ellos, mientras les robaba una patata frita de su plato. Al mirar las llamadas perdidas, supuso que sus sospechas eran ciertas. De lo contrario, no tendría veinte llamadas desde comisaria. Decidió ir directamente. Se despidió de su familia y se fué.
Se metió directamente en su despacho, acompañado de una agente que le traía los informes que había solicitado.
- Gracias, -le dijo- estos son confidenciales. 
- Solo quería custodiarlos hasta que llegase usted. –le dijo la chica muerta de miedo
- No se preocupe –le miró extrañado- ¿Eres de la última promoción no?
- Sí señor. –contestó
- ¿Quién es su compañero?
- El agente Mejías
- Buen agente. Aprenderás mucho con él. 
- Gracias señor… -dijo mientras se marchaba caminando hacia atrás, torpemente

Esperó a que se marchara y cerrara la puerta, para abrir el sobre. Mientras lo leía, un sudor frio le invadía el cuerpo. Suspiró varias veces y marcó un número. 
- Sí, señor, soy Jordi Secada. –dijo cuándo descolgaron- Le voy a enviar por e-mail el informe de balística. No hay dudas.
- ¿Está seguro? –contestó la voz
- Si señor…-volvió a suspirar-… ¿Cómo procedo?
- Espere mis instrucciones. –colgó sin despedirse.

A la mañana siguiente, fue el primero en llegar. Aún estaban los agentes del turno nocturno y se sorprendieron al verle. Ninguno preguntó. Era el segundo de a bordo, y nadie cuestionaba sus idas y venidas. Esperó en su despacho a que llegara el Juez. Este llegó acompañado del fiscal y dos agentes de mayor rango. 
- Buenos días, Secada –dijo el juez como siempre, malhumorado- Imagino que ya conoce al fiscal. 
- Si, buenos días. –dijo Jordi más preocupado que nervioso
- ¿Ha llegado ya? –preguntó sin preámbulos
- Hace dos minutos. Está en su despacho. –informó Jordi

El juez le insistió en que fuera primero. Caminaron hasta su despacho y entraron sin llamar. Blas se encontraba encendiendo el portátil, y se asustó al abrirse la puerta. Los miró sorprendido, pero alegre.
- Joder…-dijo Blas-… que susto me habéis dado. Parece que los buenos modales brillan por su ausencia.

Sin embargo, rápidamente, se dio cuenta de que algo no marchaba bien dado las caras serias de todos.
- ¿Qué ocurre Jordi? –preguntó ajustándose la chaqueta- ¿Se sabe algo más del caso del director del banco? ¿Cómo se llamaba?
- Blas…-dijo Jordi con voz ronca-…se han encontrado pruebas concluyentes, que indican que…
- Agentes…-dijo impaciente el Juez-… he dictado una orden de arresto contra Blas Gonzalez por el asesinato de Arturo Gil. Procedan.


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